La primera preocupación que ocupó a la organización colegial fue la de independizarse de los proveedores de las farmacias, tradicionalmente en manos de comerciantes, drogueros, especieros, etc. que además se dedicaban a vender al público.
De manera que acordaron "La conveniencia de establecer una droguería medicinal, a cuyo frente estuviera un farmacéutico colegiado; droguería que debe fundarse con capital de los mismos farmacéuticos y que debe surtir a todas las farmacias de Gipuzkoa".
Así el 21 de Diciembre de 1901, en el Salón de Bellas Artes, ubicado en la calle Euskal Herria de San Sebastián, se aprueban por unanimidad los estatutos y el acta constitucional de la Unión Farmacéutica Guipuzcoana, S.A., para servir los productos y artículos necesarios para el ejercicio de la profesión.
El primer presupuesto del Colegio fue de 585 pesetas repartidas en las siguientes partidas: Impresos y libros 60 pesetas, Gastos de correo 25 pesetas, Escribiente 100 pesetas, Imprevistos 400 pesetas. Los ingresos se establecieron mediante cuota de una peseta mensual para cada colegiado.
El número de farmacias establecidas en Gipuzkoa era de 64 en 1899, 74 en 1922 y 101 en 1937, en cuanto al de colegiados era de 67 en 1901, 90 en 1922 y 113 en 1937.
En las primeras décadas las farmacias estaban organizadas en cuatro distritos farmacéuticos (que abarcaban la misma jurisdicción que los partidos judiciales), con un Subdelegado de Farmacia en cada uno de ellos; Azpeitia, San Sebastián, Tolosa y Bergara.
Los farmacéuticos, prestaban sus servicios en la siguiente forma:
- Partido cerrado: El farmacéutico, previa una cantidad alzada que le abonaba el Ayuntamiento, despachaba gratis todas las recetas de los médicos titulares de la localidad, quedándole únicamente el derecho de cobrar la venta del menudeo.
- Partido abierto: El farmacéutico tenía la obligación de despachar, a cambio de la asignación que cobraba del Ayuntamiento, las recetas de los médicos titulares de la localidad a nombre de los pobres incluidos en lista como tales, y con destino a laBeneficiencia. Fuera de esto, podía o no ajustarse con el vecindario en la forma que le pareciera conveniente.
- Servicio de igualas: El farmacéutico se ajustaba con las familias para servirles los medicamentos incluidos en el Petitorio por la cantidad anual convenida, en dinero o en especie.
- Libres: El farmacéutico servía los medicamentos sin mas limitación que la tarifa.
- En 1902 se plantea tener una sede para instalar la Secretaría y celebrar las sesiones de Junta. La primera sede se situará en los locales que la Sociedad UFG tenía en el nº 6 de la calle Easo de San Sebastián, mediante la renta de una peseta diaria. En 1919 UFG compra la casa nº 14 de la calle Isabel la Católica (actualmente Reyes Católicos) a la que traslada su sede el Colegio, que contará con laboratorio y biblioteca.
En estos años de cambio de siglo XIX al XX se produce la irrupción del medicamento fabricado industrialmente que obligará a un cambio radical en la actividad del farmacéutico.
La adaptación a esta nueva situación no fue fácil ni carente de polémica, los primeros medicamentos envasados por la industria, llamados "específicos" apenas incorporaban información, hasta que en 1919 se reglamentó la elaboración y venta de "especialidades farmacéuticas" prohibiéndose el término "específico" y los remedios secretos.
Otros problemas que preocupaban a los farmacéuticos de la época eran, el papel de los drogueros en la venta de productos farmacéuticos, las farmacias militares, la tarifación de los medicamentos, la colegiación obligatoria, la limitación de las oficinas de farmacia, la introducción de preparados farmacéuticos extranjeros, la farmacia rural, la reglamentación de los laboratorios farmacéuticos y la modificación del plan de enseñanza.
La presencia del Colegio es cada vez más activa en todos los órdenes de la vida sanitaria, así en 1912 el Presidente del Colegio, Don Carlos Urte, es nombrado Presidente de la Sección de Bacteriología. De 1921 a 1929 se publicó el periódico profesional, de salida quincenal, "Dignificación Farmacéutica", fundado por Don Simón de Lecea, editado en Eibar y sostenido por las aportaciones de los Sindicatos Farmacéuticos y por algunos Colegios.
El 26 de Febrero de 1929 el Colegio celebra su Junta General Extraordinaria en Zumárraga, el tema a tratar es el Reglamento de los Farmacéuticos Titulares, en un ambiente de armonía y reivindicativo se toman entre otros acuerdos:
- Que la denominación y consignación de los partidos farmacéuticos se haga equiparándonos a las de los señores médicos sin olvidar las quirúrgicas
- Que se nos considere a los farmacéuticos como Autoridades Sanitarias concediéndonos carnet
- Que los que hayan ejercido el cargo de directores de Laboratorios Municipales sin poseer la Titular sean considerados dentro del Cuerpo de Farmacéuticos Titulares
- Que se determine en el Reglamento de Farmacéuticos Titulares de una manera clara la misión y el alcance de los análisis que ha de verificar el Farmacéutico
- Que el material de los laboratorios necesarios en los análisis que se verifiquen en los pueblos sea costeado por los respectivos Ayuntamientos
- Con objeto de desempeñar a mayor satisfacción las obligaciones que se deriven del nuevo Reglamento de Farmacéuticos Titulares se organizará por el Colegio de Gipuzkoa un cursillo de análisis químicos
- Establecer una Academia Farmacéutica Guipuzcoana, donde podrán tratarse asuntos científicos de la profesión? ?Publicar un boletín mensual donde se dé a conocer la Legislación que interesa a los Farmacéuticos y asuntos de actualidad científica que quieran instar los señores colegiados y compañeros que provean la publicación con sus trabajos
En 1931 eran 38 Inspectores Farmacéuticos Municipales para 36 partidos farmacéuticos.
Para cumplir lo dispuesto en la Orden del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Pensiones de 28/9/1934, se aprueba, ese mismo año, el Reglamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Guipúzcoa.
En 1936, justo antes del comienzo de la guerra civil, el Colegio organizó un ciclo de conferencias sobre "La guerra de los gases" que se dieron en San Sebastián, Tolosa y Azkoitia, con éxito de público, como era de esperar dados los tiempos que corrían.
Durante los años de contienda bélica, la actividad del Colegio se reduce considerablemente, al decir del Presidente Don Manuel Cabiró en la Junta General de 1937 "se desenvuelve sin el calor y el entusiasmo debidos, como lo prueba el escaso número de concurrentes, lo que resta entusiasmo en la Junta de Gobierno que se siente aislada y desamparada"
Preocupa a los farmacéuticos de la provincia, si podrán cobrar el algodón y las vendas que por requerimiento de la autoridad fue necesario entregar, en gran cantidad, al Ejército.
Pero esta preocupación resultará insignificante ante lo que se avecina, escaseaban o faltaban del todo los productos farmacéuticos y los elementos de cura, indispensables para la atención de los enfermos. La escasez durará hasta los años 50, durante estos años tanto el Colegio como UFG tratarán por todos los medios de solucionar o al menos paliar estos problemas, se hacen gestiones ante la Junta Nacional de Farmacia para que autorice la importación y se organizan los abastecimientos mediante cupos.
El control de la venta de algodón llegó a ser tan severo, que ante su falta para atender las necesidades más urgentes, la Junta General se vio en la obligación de dirigirse al Gobernador Civil.
Otro tema importante era la influencia que en los colegiados iba a tener la anulación del Concierto Económico y la aplicación de la nueva Ley del Timbre, que provocaron un gran desconcierto, al punto que no sabiendo como debía procederse, algunos colegiados dejan de llevar al día el Libro de Ventas.
En 1939 el Presupuesto del Colegio es de 9.279 pesetas y la cuota de colegiado es de 5 pesetas mensuales.